Jessica Delgado Peralta, Jennifer Bernal Rivas
Excederse en el consumo de sal es una práctica común, que conlleva a consecuencias patológicas en la población en general, más aún en el paciente renal. Un consumo elevado de este elemento se asocia con mayor riesgo de desarrollo de hipertensión, enfermedad cardiovascular y renal, patologías responsables de 60% de la morbi-mortalidad mundial. La Organización Mundial de la Salud recomienda un consumo máximo de 5g. sal/día. Esta investigación busca determinar las prácticas vinculadas al consumo de sal y estimar su consumo en pacientes con enfermedad renal, que asisten al departamento de nefrología del hospital Guanare, Portuguesa-Venezuela. Es un estudio mixto, realizado en 66 pacientes (n=36 grupos focales, n=30 entrevistas cuantitativas). Las variables estudiadas fueron: disponibilidad de sal en hogar, consumo de alimentos con elevado contenido de sodio y prácticas cualitativas vinculadas al consumo de sal. Los pacientes consumieron 12,5 () y 11,3 () g/día de sal, provenientes del consumo directo y alimentos procesados. Los alimentos con elevado contenido de sodio más frecuentemente consumidos fueron: leche entera en polvo, quesos llanero y blanco pasteurizado, embutidos, enlatados, bebidas gaseosas, margarina, sazonadores y salsas (mayonesa, inglesa, ajo y soya). Los pacientes no leen el etiquetado nutricional y desconocen la cantidad de sodio de alimentos procesados. Los pacientes evitan el uso de sal de mesa, pero no el consumo de alimentos procesados. El consumo de sal de los pacientes, duplica las recomendaciones internacionales y nacionales que regulan el consumo de sodio, lo que conlleva a una disminución de la expectativa y calidad de vida.