- Expertos de todo el continente se dieron cita en esta ciudad para compartir mejores prácticas, casos de éxito, investigaciones y nuevos desafíos en torno a la promoción de una alimentación saludable y sostenible.
- Es indispensable que los gobiernos nacionales pongan entre sus prioridades de políticas públicas la promoción de una alimentación adecuada que contribuya a mejorar la salud.
Punta Cana, República Dominicana, 09 de noviembre del 2015. Con la entusiasta participación de más de 1300 profesionales de la salud y expertos en nutrición, dio inicio en esta ciudad el XVII Congreso Latinoamericano de Nutrición (SLAN 2015), que este año tiene como eje de debate el tema: «Nutrición para el desarrollo sostenible».
Convocados por la Sociedad Latinoamericana de Nutrición (SLAN), los especialistas debatirán durante los próximos tres días sobre los avances científicos, desafíos, políticas públicas y mejores prácticas en torno a la nutrición y la salud.
«Latinoamérica enfrenta grandes desafíos en materia de salud, íntimamente relacionados con la relación tan entrañable, simbólica y compleja que tenemos con nuestros hábitos alimentarios. Por eso es tan importante la discusión científica basada en evidencia sobre cuáles son las tendencias que pueden garantizar una nutrición sustentable, para generar un diálogo informado que genere políticas públicas correctas y efectivas», comentó la doctora María Nieves García-Casal, presidenta del Comité Organizador del encuentro.
Tras la ceremonia de inauguración que se llevó este domingo por la noche, el doctor Francesco Branca, Director del Departamento para la Salud y el Desarrollo de la Organización Mundial de la Salud, ofreció una ponencia precisamente sobre la nutrición y el desarrollo sostenible.
Ya en la actividad correspondiente a este lunes, la doctora Kathryn Dewey, investigadora de la Universidad de California, experta en temas de alimentación en madres y lactantes, ofreció la ponencia plenaria en la que abordó la importancia de la nutrición durante los primeros 1,000 días de vida, desde la concepción, hasta los dos años de una persona.
«Las necesidades nutricionales de los niños a esta edad son muy distintas de las necesidades de los adultos; por ejemplo, los lactantes necesitan nueve veces más hierro que un adulto», explicó Dewey. De tal suerte que definir la alimentación de los niños (y de las madres en estado de lactancia) con los mismos parámetros de las necesidades adultas podría derivar en una nutrición deficiente. La experta destacó que, dado que la alimentación adecuada en esta edad no es sólo importante para el crecimiento físico, sino para el crecimiento del cerebro y la prevención de enfermedades crónicas, es necesario establecer estrategias para fortificar la alimentación de los niños pequeños, y de sus madres, en países en vías de desarrollo.
Una opción, afirmó, es fortificar la alimentación con suplementos alimenticios basados en lípidos. Al respecto, mostró evidencia de sus propias investigaciones en distintos países en vías de desarrollo, tanto en África como en América Latina, donde ha encontrado que si bien hay factores que afectan el correcto crecimiento de los niños en etapa lactante (tales como el nivel económico y educativo de sus madres), siempre la causa final está relacionada con una pobre alimentación en los primeros 1,000 días de vida del infante.
En este mismo orden de ideas, pero durante la mesa redonda «Nuevas directrices globales y herramientas para los programas de fortificación de alimentos», el experto de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Juan Pablo Peña-Rosas, explicó que la fortificación de alimentos básicos es una estrategia efectiva en salud pública como parte de las acciones integradas de salud y desarrollo. «La decisión de fortificar uno o más alimentos básicos como parte de una estrategia de salud pública debe considerar la necesidad o riesgo de carencia e insuficiencia en la población objetivo», aseguró el experto. Agregó que encuestas de salud y nutrición, así como la investigación sobre la implementación y formación, sirven para guiar a los países miembros a evaluar sus necesidades y ajustar los programas.
Durante el panel «Exercise is medicine», varios profesionales de la salud destacaron las ventajas de la actividad física en la prevención de enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y los accidentes cardiovasculares.
El doctor Michael Pratt, investigador de la Universidad de Atlanta, advirtió que en la actualidad cerca de 80% de la población en América Latina no alcanza a cumplir la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de hacer por lo menos una hora diaria de ejercicio, y poco más de 30% no hace ningún tipo de ejercicio físico, lo que incrementa el riesgo de que tengan una muerte prematura.
«La actividad física es parte de la cultura, por ello para hacer a la gente más activa hay que entender la cultura y buscar intervenciones en los estilos de vida para incidir realmente en el cambio de conducta. Es importante que en el diseño de las ciudades se tomen en cuenta espacios adecuados para fomentar la actividad física», comentó Pratt.
En ese mismo foro, el doctor John Duperly, investigador de la Universidad de Los Andes, adelantó que en breve se incluirá el sedentarismo y la falta de actividad física como uno de los factores de riesgo considerados por instancias internacionales como la Organización Mundial del Corazón.
Posteriormente, en el panel denominado «Actividad física y estilo de vida saludable en América Latina», el mismo Michael Pratt habló de la importancia de distintas políticas públicas para incentivar el ejercicio en los grandes centros urbanos, haciendo énfasis en iniciativas como las ciclovías de Bogotá.
Por su parte, Betty Méndez-Pérez, de la Universidad Central de Venezuela, habló de las relación entre la maduración biológica y la aptitud física: tras analizar un grupo de jóvenes que llegaban al brote puberal, su estudio descubrió que la llegada a la pubertad coincide con la etapa de mayor rendimiento físico entre los jóvenes, tanto en hombres como en mujeres. Relacionado con esto, la Dra. María Eugenia Peña, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en México, habló de su estudio sobre la asociación entre las aptitudes físicas y el patrón de actividad física y la salud entre un grupo de adolescentes mexicanos.
Detalló que las capacidades físicas tuvieron que ver más con el patrón de actividad física que con las cualidades antropométricas de los alumnos (peso, altura, etcétera); sin embargo, refiere que el 80% de los adolescentes analizados no cumplen con el mínimo necesario que se consideraría actividad física ideal.
Para terminar esta sesión, John Duperly, de la Universidad de los Andes, habló del balance energético sostenible por medio de la actividad física, haciendo énfasis en que «como explicación de la epidemia de obesidad, tenemos mucha evidencia de que como sociedad tenemos deficiencia en la actividad física, pero no hay evidencia de que estemos comiendo mucho más».
Finalmente, expertos de Chile, Ecuador, México y Estados Unidos expusieron ejemplos de políticas públicas que buscan restringir el consumo de determinados productos por considerarlos dañinos y el reto que ello implica.
El XVII Congreso Latinoamericano de Nutrición continuará hasta el próximo jueves 12, integrando a las discusiones continentales a los más destacados expertos en la materia. Para más información visite www.slan2015.com